En el primer caso, se trata de un sistema operativo gratuito
patrocinado por el empresario sudafricano Mark Shuttleworth, desarrollado por
la comunidad y compuesto de múltiple software normalmente distribuido bajo una
licencia libre o de código abierto.
La otra acepción uno
de los principios fundamentales de la república de Sudáfrica que dio base a la
Comisión para la verdad y la reconciliación, presidida por Desmond Tutu en el
momento de la transición democrática Sudáfricana: “Una persona con ubuntu es
abierta y está disponible para los demás, respalda a los demás, no se siente
amenazado cuando otros son capaces y son buenos en algo, porque está seguro de
sí mismo ya que sabe que pertenece a una gran totalidad, que se decrece cuando
otras personas son humilladas o menospreciadas, cuando otros son torturados u
oprimidos”.
Cuando lo que se discute es si lo que se habla en el Matarraña
es “catalán occidental” o “aragonés oriental”, quizás es que haya llegado el
momento de hacer más Ubuntu: "umuntu, nigumuntu, nagamuntu", que en
zulú significa "una persona es una persona a causa de los demás",
porque se llame como se llame, se trata de una lengua desarrollada por la
comunidad: el resto son cuestiones e intereses ajenos a la cultura.
Y hablando de intereses y Ubuntu, también de una vieja
tradición es el Ayni, palabra quechua, que hace referencia al principio precolombino
de los pueblos andinos sobre la de
solidaridad económica y social entre las comunidades, lo que tampoco nos
vendría nada mal recordar al intentar definir nuestra cultura en estos momentos de crisis.
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