Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo en La Fresneda no vivía Mamen...
Y así era, Mamen Egea es de Alcañiz y tras enamorarse de La Fresneda decidió buscar un novio con el cual casarse y mudarse a este pueblo, apodada como la reportera más dicharachera, ha logrado hacer de su libreta un referente a la hora de hablar de El Pregón.
Nombre: María del Carmen (Mamen)
Apellidos: Egea Andreu
Edad: Unos pocos años
Gentilicio: Alcañizana
Pasión: Rubén y María y cuando le dejan tiempo, hacer cosas por La Fresneda y sus vecinos.
Virtudes: Demasiadas, se bloquearía el servidor
Defectos: La base de datos está obsoleta
Os dejamos la ultima entrevista de Mamen, que fue el pasado mes de junio a Joaquin (El Burgués) ¿Con quién nos sorprenderá este Otoño?
Texto extraído de El Pregón de La Fresneda

Domingo por la mañana. Después de salir de misa, me dirijo con mis hijos a tomarme un refresco a la plaza. Mirando a mí alrededor, sentados en la terraza de uno de los bares del pueblo descubro a dos de las personas más populares: el Maellá y el Burgués. Allí me dirijo, con la cámara en mano, y empiezo mi entrevista.
El Burgués nació el año 1931 en la Calle Carnicería de La Fresneda. Echando la vista atrás lo primero que le viene a la mente “fueron unos tiempos muy difíciles… la postguerra… aquí quedaron muchas viudas, pocas perras y poca comida”.
Le acompaño en sus recuerdos al colegio, que era muy “flojacho”: “teníamos un maestro, Don José, que nos decía más cosas de misa que otra cosa”. Ajenos a las penurias de la época, sus juegos eran sencillos, “con los balines de las balas de la guerra y canicas de tierra” que tenían que golpear para conseguir sacar de un cuadrado.
María nos interrumpe la conversación para que le compre una bolsa de patatas y sigue El Burgués haciendo memoria, a la edad de los juegos, que pronto dejó paso a la necesidad de trabajar; me cuenta que su primer trabajo fue cuando tenía 12 años: “mi tio era alcalde y había un gobernador en Teruel que obligó a blanquear todo el pueblo, con cal y azulete…era el año 43 y ganábamos a peseta la hora, que no era ninguna maravilla porque un pan valía 13… miserias: en todo el mes de julio gané cincuenta duros”; para que los más jóvenes puedan valorarlo, algo así como un Euro y medio, un poco más de lo que cuesta la bolsa de patatas que se acaba de terminar María.
También había tiempo para las fiestas, que “gustaban mucho mejor que ahora; éramos jóvenes y había más ambiente”, amenizado por las orquestas de las que todavía recuerda la Batavia y la Río Alto.
Entre risas pícaras, me cuenta una de las experiencias más divertidas de su vida: “éramos dos amigos y teníamos dos medias novias de esas” (el Maellá le corrige: “enteras”); pues resulta que eran los tiempos de estraperlo y la madre solía ir de viaje. Una noche probaron a ir uno primero y otro después, pero resulta que la madre no se había ido y la avisaron; apareció con un candil, pero consiguió salir sin que le pillara. Al llegar al bar, el amigo le preguntó si ahora iba él, a lo que le respondió: “ve tú, que yo ya he vuelto”.
“Del pueblo no se puede quitar nada, porque lo que no le gusta a uno, le gusta a otro, y todos tenemos derecho a todo”; me quedo pensando y es esa una gran verdad que nos cuenta alguien que lleva sus 81 años de vida en el pueblo “y no me he aburrido nunca”.
Termina la entrevista a su forma, con una jota:
Zaragoza tiene el Ebro
La Fresneda el Matarraña
Y esta nueva periodista
Que es de lo mejor de España
Dejé a Joaquín como le encontré, con esa alegría y simpatía que contagia; pero antes me dio el nombre del siguiente personaje para mi libreta.
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